Procesamiento de la paz 2.0
Los tibetanos quisieran un estado propio, también los uigures. Los gobernantes de China no tienen intención de permitir ir a esos pueblos. Los kurdos quisieran un estado propio. Los gobiernos de Turquía, Irán, Irak, y Siria siguen determinados a impedirles establecer uno. Los chechenos quisieran un estado propio. El presidente ruso Vladimir Putin permitirá eso cuando los chanchos vuelen.
CLIFFORD D. MAY
Más famosamente, por supuesto, los palestinos quisieran un estado propio. Ellos podrían tener uno. Se les ha ofrecido uno — en muchas ocasiones. Pero, a cambio, ellos tendrían que aceptar terminar su conflicto con Israel, negociar fronteras y cuestiones de seguridad, y abrazar la coexistencia pacífica con sus vecinos judíos.
Hamás, el cual gobierna Gaza, ha dicho claramente que nunca pagará ese precio. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, quien gobierna la Margen Occidental, afirma favorecer una solución de dos estados. Pero él nunca ha estado dispuesto a aceptar las tres concesiones enumeradas más arriba.
Él tampoco ha intentado jamás preparar seriamente a los palestinos para la paz. Si él fuese a firmar un tratado de paz, es dudoso que los palestinos lo aceptarían, o que él fuera capaz de implementarlo.
Dado este contexto, ustedes podrían concluir que el Presidente Trump no tiene posibilidad de hacer progreso en el expediente palestino-israelí. Una visita a Israel me deja con una impresión diferente. Pienso que es posible para él crear hechos nuevos y mejorados en el terreno. De hecho, él ya lo ha hecho.
En diciembre del 2016, durante sus días finales en el cargo, el Presidente Obama facilitó la aprobación de la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU (UNSCR2334), la cual declaró “Territorio Palestino” a la Margen Occidental, incluida Jerusalén oriental.
Dentro de Jerusalén oriental se encuentran el Barrio Judío de la Ciudad Vieja y los sitios religiosos judíos más santos — lugares donde los judíos vivieron y rezaron por miles de años antes de ser exiliados por los soldados jordanos en 1949. Los judíos retornaron sólo en 1967, después que las tropas israelíes, luchando una guerra defensiva, expulsaron a las fuerzas jordanas ocupantes.
La UNSCR 2334 envió un mensaje a los palestinos: que la “limpieza” étnica y religiosa de los judíos no estaba mal, y que la narrativa de Hamás es correcta. Porque si los judíos no pertenecen ni siquiera al Barrio Judío, ellos no pertenecen a ninguna parte en la región; ellos no tienen historia o patria aquí; y no son un pueblo.
A partir de ahí, siguen inevitablemente la deslegitimación de Israel y la deshumanización de los israelíes. Esa no es la precondición para una solución de dos estados. Es la precondición para una solución final.
La resolución también dijo a los palestinos: No hay necesidad de negociar o comprometerse. Apelen en su lugar a la “comunidad internacional” la cual demandará mucho de los israelíes y nada de ustedes.
Estoy dispuesto a creer que el Sr. Obama no se propuso nada de eso. El hecho, sin embargo, es que la UNSCR 2334 colocó un obstáculo enorme en el camino de cualquier proceso de paz emprendido a partir de allí.
Repeler una resolución del Consejo de Seguridad es prácticamente imposible, pero el Presidente Trump hizo la siguiente mejor cosa: Él mudó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, afirmando así y volviendo a enfatizar el apoyo de Estados Unidos a la legitimidad de Israel y para Jerusalén como su capital.
Eso no descarta la posibilidad que los palestinos también tengan una capital en Jerusalén o inmediatamente adyacente a ella. Pero tal resultado tendría que ser el resultado de negociaciones entre palestinos e israelíes.
Como dicen en los avisos de televisión: “¡Espere! ¡Hay más!” El Presidente Trump el mes pasado ordenó el cierre de la oficina de la Organización para la Liberación de Palestina en Washington, la embajada palestina de facto. La OLP “no ha tomado medidas para promover el inicio de negociaciones directas y significativas con Israel,” explicó el Departamento de Estado, agregando que los líderes palestinos también han “condenado un plan de paz estadounidense que no han visto aún y rechazaron involucrarse con el gobierno de Estados Unidos con respecto a las campañas de paz y de otro tipo.”
También de ayuda: A fines de agosto, el Presidente Trump recortó fondos para la Agencia de Ayuda y Obras de la ONU (UNRWA) que proporciona servicios a los refugiados palestinos – tanto como a sus millones de descendientes a quienes la UNRWA también designa como refugiados.
Enseguida después, el Alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, anunció hace poco que estaba reemplazando a UNRWA en el campamento de refugiados de Shuafat, en Jerusalén oriental. Acusando que la agencia ha “fallado absolutamente” en proporcionar higiene, cuidados de salud, educación y bienestar social adecuados, y que no sólo tolera sino que incita al terrorismo, el Sr. Barkat comprometió al gobierno municipal a asumir la responsabilidad por los 30,000 residentes de Shuafat que, dijo él, deben ser tratados “como cualquier otro residente” de la capital.
Si esta iniciativa tiene éxito, podría constituir un tipo de proceso de paz – aunque uno llevado a cabo por la gente en las calles en vez de por los diplomáticos en salas de estar. Con el tiempo, podría cambiar el cálculo de los palestinos en la Margen Occidental, y tal vez incluso de aquellos en Gaza.
Imaginen lo que significaría si la siguiente generación de líderes palestinos no se opusiera a “normalizar” las relaciones con los israelíes. Imaginen si los terroristas yihadistas ya no fueran más glorificados como mártires en las mezquitas y medios de comunicación palestinos. Imaginen si los palestinos dispuestos a trabajar con los israelíes para el beneficio de ambos pueblos ya no fueran más condenados como apóstatas y traidores.
No espero que algo de eso llegue a ocurrir mientras el Presidente Trump esté en la Casa Blanca. Pero él ha arreglado lo que ha roto su predecesor. Y ha dejado en claro que los palestinos pueden tener un estado propio, pero sólo si reconocen que una solución de dos estados implica dos estados para dos pueblos, ambos dispuestos a coexistir pacíficamente. Eso puede no equivaler al “acuerdo del siglo,” pero es más que cualquier proceso de paz anterior conseguido.
Con información de: ENLACE JUDÍO
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